“Ceres es casi un absoluto misterio para nosotros”, dijo Christopher Russell, quien es el principal investigador de la misión Dawn, con base en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA, por su acrónimo en idioma inglés). “Ceres no tiene meteoritos relacionados con él para que nos ayuden a revelar sus secretos. Todo lo que podemos predecir con seguridad es que nos sorprenderemos”.
La propulsión mediante iones no es algo que solamente se
encuentra en la ciencia ficción. Los motores de propulsión iónica son
reales y llevan a la nave espacial Dawn, de la NASA, a través de su
camino hacia el planeta enano Ceres. Para conocer más sobre el tema,
reproduzca este episodio, en idioma inglés, de “Crazy Engineering” (Ingeniería Loca, en idioma español).
Recientemente, Dawn emergió de una conjunción solar, en la cual la nave espacial estaba ubicada en el lado opuesto del Sol, limitando así la comunicación con las antenas en la Tierra. Ahora que Dawn nuevamente puede comunicarse de manera confiable con la Tierra, los controladores de la misión han programado las maniobras necesarias para la próxima etapa del encuentro, al cual ellos denominan la fase de acercamiento a Ceres. En la actualidad, Dawn se encuentra a 640.000 kilómetros (400.000 millas) de distancia de Ceres, y se está acercando a él a alrededor de 725 kilómetros por hora (450 millas por hora).
El arribo de la nave espacial a Ceres marcará la primera vez que una nave espacial ha orbitado dos sistemas solares fijados como objetivo. Previamente, Dawn exploró el protoplaneta Vesta durante 14 meses, desde 2011 hasta 2012. La nave captó imágenes y tomó datos detallados relacionados con ese cuerpo.
Además, Ceres, con un diámetro promedio de 950 kilómetros (590 millas), es también el cuerpo más grande en el Cinturón de asteroides, la franja del sistema solar que está ubicada entre Marte y Júpiter. En comparación, Vesta tiene un diámetro promedio de 525 kilómetros (326 millas) y es el segundo cuerpo más masivo del cinturón.
La nave espacial usa la propulsión por iones con el fin de atravesar el espacio de manera mucho más eficiente que si utilizara la propulsión química. En un motor de propulsión iónica, se aplica una carga eléctrica al gas xenón y rejillas de metal cargadas aceleran las partículas de xenón y las impulsan hacia afuera del propulsor. Estas partículas empujan hacia atrás en el propulsor a medida que salen, creando así una fuerza de reacción que impulsa a la nave espacial. Dawn ahora ha completado cinco años de tiempo de empuje acumulado, lo que es mucho más que el tiempo logrado por cualquier otra nave espacial.
“Sería verdaderamente imposible orbitar Vesta y Ceres con la propulsión convencional. Gracias a la propulsión mediante iones, estamos a punto de hacer historia con la primera nave espacial que ha orbitado dos mundos alienígenos inexplorados”, dijo Marc Rayman, quien es el ingeniero principal de la misión Dawn y también su director. Esta misión tiene su base en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (Jet Propulsion Laboratory o JPL, por su sigla en idioma inglés), de la NASA, en Pasadena, California.
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